Un acercamiento global al tratamiento de la atopia - COMER MEJOR
1. ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE UNA PIEL ATÓPICA Y LA ALIMENTACIÓN?
La dermatitis atópica, no está vinculada a un alimento en particular, pero existen algunos que pueden agravarla, principalmente los que tienen una acción proinflamatoria y los que promueven la acidez en el cuerpo. Para ello, será necesario adoptar diariamente buenos gestos con una dieta sana y equilibrada.
Aquí tienes algunas recomendaciones para limitar la inflamación:
1. Disminuye el consumo de azúcar: por ejemplo, pasteles, pan blanco, dulces, refrescos, zumos de fruta, cereales industriales... Opta, mejor, por los alimentos de bajo índice glicémico: es decir, verduras y frutas, legumbres, productos lácteos simples. Favorece también los alimentos integrales ricos en carbohidratos complejos que proporcionen un extra de fibra a la dieta, además de vitaminas y magnesio, alimentos como el pan integral o los cereales naturales, la pasta integral, la quinoa o el alforfón. El gluten también puede ser una fuente desencadenante, por lo que deberás analizar las reacciones de tu cuerpo cuando lo consumas y adaptar las dosis en consecuencia. Es aconsejable, además, consumir alimentos ricos en almidón en cada comida. No olvides incluir frutos secos y semillas que están llenos de nutrientes antiinflamatorios.
2. Toma alimentos ricos en grasas buenas: Las grasas no están prohibidas sino todo lo contrario, pero es necesario favorecer las grasas buenas y controlar las cantidades de éstas. Por ello, te recomendamos consumir grasas de origen vegetal, en particular las ricas en omega 3 (aguacate, colza, lino) que son esenciales ya que nuestro cuerpo es incapaz de producirlas. Éstas desempeñan un papel favorable en la reducción de la inflamación y también ayudan a reducir el colesterol. Optaremos por los aceites prensados en frío que son los de mejor calidad nutricional. También, por el pescado graso (sardinas, caballa, salmón) que también son ricos en omega 3.
Deberemos prestar especial atención a las grasas saturadas, conocidas como "grasas malas", que son principalmente de origen animal (carne, mantequilla, margarina, productos lácteos, queso, embutidos....) con una recomendación de que la carne roja no exceda de 500g por semana y los embutidos no excedan de 150g por semana. Por supuesto, hay que evitar a toda costa los ácidos grasos trans (preparados industriales).
También, encontramos algunos de origen vegetal como el aceite de palma y de coco refinado, ingredientes principales en la mayor parte de los productos procesados que encontramos en el supermercado. Estas grasas tienden a ser pro-inflamatorias y a acidificar el pH del cuerpo cuando están en exceso.
La carne también puede ser sustituida por proteínas vegetales, tales que las legumbres y los cereales podrían ser una excelente alternativa, así como la soja en distintas versiones: edamame, tofu, etc.
3. Cuidado con los productos lácteos: dependiendo de la tolerancia que tengas a los productos lácteos, deberás valorar en qué medida reducirlos de tu dieta. De hecho, la leche de vaca puede desencadenar crisis de atopia ya que esta patología reacciona ante el consumo de lactosa o las proteínas que contiene la leche.
Los lácteos son, en efecto, una fuente frecuente de alergias o intolerancias. Por ello, te recomendamos prestar atención a las reacciones de tu cuerpo cuando los consumas.
4. Limita la acidez de tu cuerpo: lo creas o no, el sudor ácido también puede empeorar los síntomas de la piel atópica. Para ello es necesario, por tanto, favorecer una dieta lo más básica posible, lo que significa comer preferentemente alimentos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres y cereales 100% integrales) y limitar los alimentos de origen animal, así como el azúcar y los productos procesados.
Los vegetales, por lo general, también tienen la particularidad de ser ricos en antioxidantes y por lo tanto ayudan a combatir la inflamación en caso de producirse. Otras formas naturales de contrarrestar el pH ácido del cuerpo es consumiendo plantas remineralizantes en forma de tés de hierbas como la ortiga, la frambuesa, el fenogreco, el perejil o la espirulina y otras algas en general.
5. Ejercicio diario: el sobrepeso es uno de los factores que promueven la inflamación. Se recomienda realizar al menos 5 días a la semana, 30 minutos de actividad física de intensidad moderada comparable a una caminata rápida, o 3 días a la semana 20 minutos de actividad física de alta intensidad comparable al jogging.
6. Por último, será importante preservar la microbiota: En efecto, la salud de nuestra piel está asociada a la de nuestra microbiota cutánea e intestinal. Una disbiosis (es decir, un desequilibrio) de la microbiota, podría desempeñar un papel fundamental en la alteración de la barrera cutánea y, por lo tanto, promover crisis de picor y sequedad.
Para fortalecer la microbiota, te recomendamos tomar tanto prebióticos como probióticos, que actúan directamente en la reacción inflamatoria que causa el prurito.
- Los prebióticos se encuentran principalmente en frutas y verduras, crudas y cocidas, o en ciertos cereales y legumbres, y sirven como fuente de energía para permitir que los probióticos crezcan mejor.
- Los probióticos, más conocidos como "bacterias buenas", se encuentran principalmente en los alimentos preparados por fermentación bacteriana (como el yogur, el kéfir, el chucrut, el miso, los pepinillos o incluso ciertos tipos de queso), pero también en forma de complementos alimenticios que se tomarán como cura.
7. No te olvides de mantenerte hidratado: mantente bien hidratado bebiendo agua durante todo el día. Para ayudarte a cumplir con el consumo diario recomendado de agua, puedes variar el consumo de ésta añadiendo infusiones frías o calientes y llevándolas contigo en tu termo o botella reusable a todas partes.
También, una buena forma de hidratarse es consumiendo frutas y verduras frescas ya que éstas se componen de un 80% de agua en su interior, un buen zumo verde por la mañana te dará toda la hidratación y energía que necesitas.
Por el contrario, bebidas como el alcohol deben limitarse tanto en cantidad como en frecuencia ya que no sólo favorecen la respuesta inflamatoria sino también la deshidratación.
8. Favorecer los métodos de cocción suaves (cocinar al vapor, a baja temperatura, ahumar u hornear), en lugar de la cocción excesiva (asar a la parrilla, freír) que promueve la inflamación al producir compuestos pro-inflamatorios.
No dudes tampoco en usar y abusar de las especias y hierbas para darle sabor a tus platos de forma natural y reducir además tu consumo de sal. Algunos de estos alimentos te ayudarán incluso a reducir la inflamación y a mantener la acidez correcta de tu cuerpo, tales que el jengibre, cúrcuma, canela, pimienta, perejil y muchos otros.
2. ALGUNAS RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS PARA NIÑOS
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Antes de excluir algún alimento de la dieta, consulta con tu médico para confirmar cualquier alergia alimentario con una prueba biológica y/o cutánea.
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Presta especial atención a la comida y las reacciones a éstas, especialmente cuando haya un historial familiar atópico.
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En caso de alergia a las proteínas de la leche de vaca, favorece la lactancia materna en la medida de lo posible o cambia a una leche hidrolizada (HE), en la que la caseína se vuelve inofensiva.
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No alargues la diversificación de la dieta. De hecho, la introducción de nuevos alimentos a partir de la 17ª semana de vida, no promovería la alergia sino que, por el contrario, permitiría una mejor tolerancia. Además, más allá de los 4 meses de edad, una dieta exclusiva a base de leche ya no cubre las necesidades nutricionales del niño necesarias para un desarrollo adecuado. Se recomienda comenzar esta diversificación entre la 17ª y la 24ª semana de vida.
Se llevará a cabo gradualmente, con un solo alimento a la vez, sin evitar los alimentos con connotaciones alergénicas como los huevos, el pescado o los cacahuetes, excepto en caso de consejo médico.
La introducción del gluten es posible a partir del 7º mes y nunca debe tener lugar antes del 5º mes.
No olvides que la diversificación de la dieta debe seguir siendo un placer y un momento de intercambio con tu hijo. Tómate tu tiempo, varía los alimentos y deja que tu bebé descubra nuevos sabores. El gusto es un aprendizaje y evoluciona con el tiempo, por lo que es normal que haya ciertos alimentos en los que haya que intentarlo varias veces hasta que sea totalmente aceptado.
Lee las etiquetas cuidadosamente en caso de alergia. Los alérgenos que deben ser declarados en las etiquetas son:
- Cereales que contienen gluten (es decir, trigo, centeno, cebada, avena, escanda, kamut o sus variedades híbridas) y productos derivados
- Crustáceos y productos de crustáceos
- Huevos y productos de huevos
- Pescado y productos de pescado
- Cacahuetes y sus productos
- Soja y productos a base de soja
- Leche y productos lácteos (incluida la lactosa)
- Frutos secos, a saber, almendras, avellanas, nueces, anacardos, nueces de Brasil, pistachos, nueces de macadamia y otros productos que contengan frutos secos o trazas
- Apio y productos a base de apio
- Mostaza
- Semillas de sésamo y sus productos
- Dióxido de azufre y sulfitos en concentraciones superiores a 10 mg/kg o 10 mg/litro expresados como SO2
- Altramuces
- Moluscos y derivados
La alergia alimentaria puede evolucionar a medida que crecemos. Los relacionados con los huevos y la leche de vaca desaparecen en un 60 a 80% de los casos entre 1 y 3 años. A diferencia de las alergias al cacahuete, a los frutos secos, al pescado y a los mariscos, que desaparecen con mucha menos frecuencia.
En definitiva, estas recomendaciones se aproximan a una dieta tradicional, favoreciendo en la medida de lo posible los productos crudos y los preparados caseros elaborados con productos de temporada y lejos de los productos ultra-procesados. La mejor "dieta", será evitar las que son restrictivas que pueden privar al cuerpo de nutrientes esenciales y más bien promover la diversidad dietética con una amplia gama de alimentos con propiedades antiinflamatorias.