Limpieza de los ojos en bebés
Un bebé produce mucha mucosidad en los primeros años de su vida. Los mocos son en realidad parte del sistema de defensa del niño. La nariz, garganta, los pulmones y hasta el intestino produce mucosidades con el fin de capturar y arrastrar lo que está irritando la zona.
Un niño se enfrenta en sus primeros años de su vida a un sinfín de pequeñas infecciones y estas lógicamente entran en contacto con su cuerpo sobre todo a través de las vías respiratorias, por lo que la nariz, garganta y pulmones son los más afectados por las mucosidades.
Pero es perfectamente normal y no hay porque alarmarse. Lo más conveniente es buscar algún cuidado que reduzca la cantidad de mocos, sobre todo si estos le molestan para dormir o comer.
La cantidad de mucosidad que un niño produce puede afectar al lagrimal y es muy normal que se despierte con muchas legañas. Estas legañas son los restos secos de la mucosidad y se deben limpiar con mucho cuidado, para evitar que se acumulen o produzcan infecciones.
¿Cómo limpiamos adecuadamente los ojos de un bebé?
Para limpiar bien los ojos hay que usar un suero fisiológico. Por comodidad y ahorro es conveniente usar monodósis de suero que son más manejables.
- Pondremos al bebé acostado boca arriba y echaremos el suero desde arriba, para que caiga en el ojo y después moveremos la cabeza del bebé suavemente hacia los lados para que el suero caiga desde el interior del ojo hacia el exterior. Para terminar de limpiar la zona ocular externa podemos usar toallitas húmedas.
- Es importante usar un suero monodosis por cada ojo y evitar que las gotas caigan de un ojo al otro y también hay que usar una toallita por ojo. Así podemos evitar una posible infección de un ojo a otro. La limpieza siempre se debe realizar de la parte del lagrimal hacia fuera.
Si en algún momento los párpados parecen estar pegados nunca hay que forzarles. Hay que mojarlos con agua tibia y ablandar las legañas poco a poco y esperar que los párpados se despeguen solos.
Ojo, una excesiva cantidad de legañas y los ojos hinchados podrían ser signos de conjuntivitis. Si se sospecha que puede haber una infección en los ojos siempre hay que acudir a un pediatra para que realice una valoración adecuada.
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