Cuidados que continúan de generación a generación
Uno de los primeros consejos es el de siempre desmaquillar y limpiar la cara antes de irnos a dormir sin importar lo que pase. ¿Por qué? De esta manera garantizamos que los poros de nuestra piel se oxigenen de la contaminación e impurezas que agreden nuestro cutis a diario y que los productos que usemos durante la noche logren actuar en profundidad para entregar los mejores resultados durante esas 8hrs de sueño.
Además es importante recordar no tocarse mucho la cara durante el día, ya que probablemente tendrás las manos sucias.
Exfoliarnos una vez a la semana es otro de los cuidados para tener en cuenta, siempre considerando nuestro tipo de piel al minuto de elegir el producto adecuado. Y esto ¿Por qué? La exfoliación elimina el exceso de células muertas acumuladas en la epidermis que el cuerpo no tiene la capacidad de retirar. El proceso ayuda a que la piel se vea nueva, fresca y luminosa.
De todas maneras, no debemos abusar de la exfoliación como tampoco del jabón ya que puede resecar e irritar la piel. Asimismo, algunos geles de ducha con detergentes abrasivos pueden destruir la capa lipídica de la piel, procura elegir un syndet o aceite limpiador.
Otro consejo que quizás hemos escuchado de las mamás es la magia de la bolsita de manzanilla fría. Debes dejarla enfriar en la heladera durante toda la noche y mojala a la mañana siguiente en algodones para reducir la inflamación en los ojos.
¡No debemos olvidarnos de un buen desodorante antes de salir! Recuerda hacerlo antes de vestirte para evitar manchas.